El primer gran hito de la aeronáutica fue la aplicación del empuje ascensional, este permite que las alas de un avión con la suficiente velocidad superen la fuerza ejercida por la gravedad, gracias a la diferencia de presiones originada en el perfil de las alas. De esta forma el avión puede desplazarse en el seno del aire. Este empuje también fue el punto de partida de la teoría de propulsión de las hélices, primer sistema autónomo de propulsión en aeronáutica.
Este fenómeno es perfectamente extensible a cualquier fluido, como en el caso de las embarcaciones hidroala en el seno del agua. El modo de funcionamiento es idéntico que un avión, Cuando la velocidad del fluido es suficiente, se genera una circulación distinta de cero en el perfil del ala; esto conlleva que a la salida del perfil se produzca una circulación en sentido contrario, este proceso genera una depresión en la parte superior del perfil y un aumento de presión en la parte inferior.
Los navíos hidroala utilizan el empuje ascensional para evitar las perdidas por resistencia viscosa en contacto con el agua. Al elevar la quilla por encima de la superficie libre y dejar en el seno del agua los perfiles de sustentación, se consigue reducir estas pérdidas y adquirir grandes velocidades. Cuando el barco está en reposo o con una velocidad reducida, el casco permanece sumergido como una embarcación normal. Si la embarcación alcanza la velocidad suficiente para la sustentación de la quilla, solo permanecen en el agua las hélices y el timón. En el caso de marejada este sistema se hace impracticable, debido al choque de las olas con el casco.
sábado, 12 de septiembre de 2009
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